Capítulo 149 Me dijiste que no desapareciera contigo
Se cubrió la cara con el guion y cerró los ojos aturdida, con los dedos agarrando el teléfono con fuerza. De repente, sintió una fuerte vibración en la palma de su mano. Como si le hubieran inyectado estimulantes, salió de su ensoñación. Se sentó sobre un brazo. Cuando vio que era Tobías, dejó escapar un suspiro que había estado conteniendo. Se aclaró la garganta y aceptó la llamada.
—¿Ya has llegado? —Su voz familiar hizo que se disipara parte de su ira.
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