Capítulo 9 Todavía tengo un poco de dinero
Skylar había olvidado que Jeremy la llamaría por la noche, y miró a Tobías, pidiéndole que la soltara. Él le levantó la barbilla de forma brusca:
—¿Estás casada? ¿Me mentiste cuando dijiste que era tu primera vez?
—Mi marido sufre de disfunción eréctil, ¿está bien? ¿No me has revisado ya? No olvidemos el hecho de que me has engañado, ¿te parece? —replicó ella mientras pensaba: «¿Por qué lo dejé entrar? ¿Cómo pude olvidar que es una bestia?»
El teléfono de la mesita de noche seguía sonando con la palabra «Maridito» parpadeando en la pantalla. Al cabo de un rato, la soltó, y ella se apresuró a agarrar su teléfono y contestar. Jeremy podía ser muy obsesivo a veces, y no se daba por vencido hasta que ella respondía.
—¿Qué te pasa hoy, Skylar? Avery me dijo que te fuiste con un hombre. ¿Quién es ese hombre y dónde está? ¿Y por qué has tardado tanto en contestarme? —Jeremy la bombardeó con una serie de preguntas tan pronto como se conectó la llamada.
Skylar miró a Tobías, que estaba de pie como una montaña. Nerviosa, hizo un gesto con la mano para que se fuera, pero al ver que se quedaba clavado en el sitio, se pasó el dedo por los labios, indicando que no hiciera ningún ruido.
Al ver la reacción de Skylar, los ojos de Tobías se oscurecieron. «¿Por qué parece que estamos teniendo una aventura secreta? ¿Me estoy interponiendo en su conversación con su marido?», pensó. Así, Tobías, siendo quien era, no la obedeció.
Jeremy estaba gritando en el otro extremo, pensando que la señal era mala cuando Tobías se acercó de repente para besarla mientras le acariciaba la cara. En ese momento, pudo sentir su lengua arremolinándose dentro de su boca con movimientos exploratorios, obligándola a tragarse sus palabras.
Entonces, ella terminó la llamada de forma abrupta, levantó la mano y le dio a Tobías una fuerte bofetada. El golpe fue tan intenso que sus uñas dejaron un profundo rasguño en su cuello. El beso se rompió de inmediato y el aroma metálico impregnó su boca.
—Que lo haya hecho contigo una vez no significa que puedas seguir tocándome —dijo Skylar agraviada, con los ojos llenos de lágrimas—. Fue un trato de una sola vez, así que ¿por qué sigues acosándome?
Tobías la miró fijo mientras se tocaba el cuello, divertido por sus palabras. «Esta mujer no es nada simple», pensó.
Durante todo ese tiempo, sus mujeres siempre habían sido sumisas, como Skylar, durante su primera vez. Sin embargo, también fue la primera persona que le desafió, y eso solo sirvió para intrigarle más. En ese momento, sonó el teléfono de Tobías. Miró el identificador de llamadas y lo apagó sin más.
Skylar dejó escapar un largo suspiro de alivio, al ver que estaba a punto de irse. A juzgar por su reacción, se preguntó si era una llamada de su prometida.
—Te buscaré en unos días.
—¿Para qué? ¿Para que puedas seguir jodiéndome con otro cheque falso de tres millones? —replicó Skylar atónita. No era la primera vez que él escuchaba lo del cheque falso.
—Todavía tengo un poco de dinero —dijo con ironía—. Además, el cheque es real. No te hubiera dejado perder la virginidad por nada.
Skylar saltó de la cama, ansiosa por saber la verdad, preguntó:
—¿Lo juras?
—¿Cómo voy a demostrártelo? Si estás tratando de estafarme, deberías haber ideado una forma mejor —respondió él disgustado.
Skylar frunció los labios ante eso. «Supongo que solo me ve como una mujer que haría cualquier cosa por dinero», se dijo. Y no fue hasta que Tobías se hubo marchado que Summer se atrevió a salir de su habitación, sin haberse recuperado del shock.
—¿Sabes a quién has traído a casa, Skylar?
—A una bestia —murmuró Skylar desplomándose en el sofá.
—No me importa cómo trajiste a Tobías Ford a mi casa, pero se va a casar pronto. Recuerda mis palabras: no todos los patitos feos pueden convertirse en cisnes —se burló Summer.
«¿Se va a casar pronto?» Cuando Skylar escuchó lo que dijo Summer, abrió los ojos con desgana. Su impresión de Tobías solo iba cuesta abajo.