Capítulo 5 Un grupo de ingratos
Skylar salió corriendo como si acabara de ver un fantasma. Tras asegurarse de que estaba oculta a la vista de Tobías, respiró aliviada. En la puerta del salón privado, una inhóspita voz femenina sonó desde detrás de ella:
—¿Qué haces con gafas de sol? Solo eres una extra. ¿De verdad te crees un pez gordo?
Skylar se giró al oír la voz y vio a su hermanastra, Avery Jones. Los labios de Avery se movieron despacio mientras decía:
—Cuánto tiempo sin verte, Skylar. ¿Por qué estás vestida tan desaliñada?
—Preferiría que no volviéramos a vernos —respondió Skylar esbozando una sonrisa perezosa. Avery levantó las cejas con altivez y replicó:
—Me temo que eso será un problema. Verás, Jeremy me invitó a cenar, así que habrá muchas más oportunidades de encontrarnos en el futuro.
La cara de Skylar se ensombreció al instante. ¿Desde cuándo se conocían Jeremy y Avery? ¿Por qué no lo sabía?
En ese momento, Pauline y Jeremy se acercaron, y el rostro de la primera se iluminó al instante al ver a Avery, sonriendo ampliamente. Ella nunca había visto a la Sra. Lane sonreír así. En efecto, Skylar tenía razón: nunca tuvo la suerte de ser quien provocara esa sonrisa.
En una fracción de segundo, la sonrisa socarrona de Avery se suavizó y se convirtió en una sonrisa de complicidad. Su voz se volvió más melosa cuando saludó:
—Jeremy, estaba hablando con mi hermana. No parece muy contenta de que esté aquí. ¿Debería marcharme? No quisiera molestar…
La mirada que Jeremy le dirigía a Avery era tierna; pareciendo estar por derretirse ante ella.
—Por supuesto que no estás molestando. La celebración de hoy es también para presentarte a la familia. Estoy seguro de que les caerás bien.
Al mismo tiempo, la cara de Skylar palideció y se enfrentó a él con rabia:
—Jeremy, ¿sabes lo que estás haciendo? ¿Desde cuándo eres tan cercano a ella, y por qué no sabía nada al respecto?
Jeremy era muy consciente de que ella tenía un problema con los Jones, y no podía soportar la mera mención de ellos. Así, explicó con indiferencia:
—Tu hermana es mi hermana. ¿Hay algún problema? Todos mis parientes están aquí hoy, así que no armes un escándalo, Skylar.
—¡Tú...! ¡Jeremy Lane!
Luego dirigió a Skylar una mirada de impaciencia y amenazó:
—Comamos primero. Mi cuerpo aún no está del todo recuperado. Si vuelvo a enfermar por tu culpa, tendrás que cargar con las consecuencias.
A continuación, abrió la puerta de la sala privada para que entraran. Sin embargo, una sonrisa burlona se dibujó en los labios de Avery. Cuando entraron, ella se inclinó hacia Skylar y le susurró al oído:
—Siento haberte robado tus pertenencias. La verdad, Skylar, es que tienes una vida tan patética, siempre teniendo que vivir a mi sombra. Por cierto, no me interesa tu novio. Solo pensé en divertirme un poco…
Todo el cuerpo de Skylar temblaba mientras miraba a Avery con ojos como dagas. Su mente se había quedado en blanco y ya no podía pensar con claridad.
—Encontraste basura y la trataste como un tesoro, así que solo puedes culparte a ti misma de esto. ¿Viste cómo me adulaba tu novio? Tsk-tsk. Hasta yo me siento avergonzada por ti —dijo Avery. Frunció los labios y chasqueó la lengua.
—Tú...
Roja de furia, Skylar estaba tan enojada que las palabras le fallaban. Una vez que Avery entró en la sala, los Lane la rodearon y la empujaron hacia el asiento central. Todos sabían que era la niña de los ojos del millonario Thomas Jones.
Manteniendo su imagen, su hermana fingió ser amable y mansa mientras saludaba con amabilidad a los Lane. Por el contrario, Skylar permaneció de pie junto a la puerta, sin que nadie la invitara a unirse a ellos. Avery le hizo un gesto para que se acercara y le señaló el asiento vacante junto al suyo:
—Skylar, ¿por qué no te sientas?
Jeremy lanzó una mirada molesta a Skylar y regañó:
—No es más que una ignorante que apenas ha visto el mundo. Es la primera vez que come en un hotel de tanta categoría, así que seguro que le da vergüenza entrar.
Al girar la cabeza para mirar a su supuesto novio, Skylar vio la mirada de desagrado en el rostro de Jeremy, aún incapaz de creer que todo eso fuera real. Se retrajo del borde de la crisis emocional en la que estaba, sin querer hacer el ridículo. Luego atravesó la puerta y se sentó junto a Avery.
—Avery es una chica tan hermosa —halagó Pauline. Cuanto más la miraba, mejor le caía. De hecho, era todo lo que esperaba de la hija de una familia rica. Skylar, por otro lado, tenía la cara de un gafe. «No es de extrañar que mi hijo enfermara. Seguro fue porque ella le hizo un vudú», pensó.
Los demás Lane también se mostraron muy hospitalarios con Avery, colmándola de elogios sin parar. Se habían olvidado por completo de la existencia de Skylar, tratándola como una extraña.
Sentada enfrente, la hermana menor de Jeremy miraba con envidia la pulsera de Avery:
—Avery, tu pulsera es muy bonita. Seguro que cuesta una fortuna, ¿verdad?
Avery se quitó la pulsera y se la puso a la hermana de Jeremy con gesto generoso. La joven estaba encantada, pero no olvidó hacer un comentario despectivo:
—Skylar, ese lazo en tu muñeca está a punto de romperse. Deberías comprarte uno nuevo.
Apoyando la cabeza en su mano, Skylar le lanzó una mirada superficial y dijo con una pequeña sonrisa:
—¿Y de dónde iba a sacar ese dinero extra? Gasté todo lo que tenía en el tratamiento de tu hermano.
En cuanto dijo eso, toda la sala se quedó en silencio y la cara de Jeremy se volvió varios tonos más oscura. Sin embargo, Pauline acudió al instante en defensa de su hijo:
—¿Qué? ¿Te sientes como la víctima? Con tus antecedentes, ¿crees que alguien más que nuestra familia te querría? Mi hijo se compadece de ti... No es que te hayamos obligado a ayudarnos; lo has hecho por voluntad propia.
Avery lanzó una mirada lasciva a Skylar, pero la sonrisa de su rostro siguió siendo encantadora.
Al ver cómo la trataban los Lane, y en especial después del comentario de Pauline, Skylar sintió una punzada de dolor en su corazón. «Quieren deshacerse de mí porque he dejado de ser útil», se dio cuenta. Sus ojos se enrojecieron, pero parpadeó y controló sus emociones. Se le escapó una breve carcajada antes de decir:
—Sí, es porque tengo un origen de mierda y no tengo familia en la que apoyarme, por lo que estoy siendo intimidado por todos ustedes. Y por si fuera poco, hasta muerden la mano que les da de comer.
En el momento en que esas palabras salieron de su boca, la dignidad de Jeremy se convirtió en polvo. Era como si ella le recordara que era su salvadora todo el tiempo. Sin embargo, se burló:
—Skylar, ¿tienes que hacernos perder el apetito? Tu mezquindad es desagradable…
Los Lane criticaron con vehemencia a Skylar, sin contenerse:
—Sí. No es como si ella hubiese pagado la cirugía de Jeremy. Qué desvergonzada es al hacer todas esas afirmaciones…
—Jeremy ya la trata muy bien, pero ella sigue siendo tan desagradecida, como siempre.
—Algunas personas son como un mundo aparte. Basta con mirar a Avery. ¿Cómo terminaron las dos hermanas siendo tan diferentes la una de la otra?
En ese momento, Skylar ya tenía el fuerte impulso de voltear la mesa y montar una escena. De todos modos, no tenía nada que perder. Por desgracia, la situación la superaba. Por eso, decidió abofetear a Jeremy. Pero en el momento en que ella levantó la mano, él la salpicó con vino.
—Despierta ya y deja de hacer una escena.
Avery disfrutó de los entretenidos acontecimientos que se desarrollaron, pero ya se estaba aburriendo un poco. Robar a su novio no era un reto en absoluto.
De repente, la puerta se abrió desde fuera y entró un joven camarero equilibrando una bandeja sobre una mano. Cuando Jeremy vio el exclusivo vino que llevaba, tragó nervioso y declaró:
—No hemos pedido este vino.
Esta botella costaba decenas de miles, lo que no era un lujo que pudiera permitirse. El camarero sonrió con cortesía y respondió:
—Buenas noches, señor. Este vino es un regalo del Sr. Ford para la Srta. Skylar.
«¿Tobías Ford?». Skylar se sorprendió cuando escuchó eso. Cuando el camarero dejó el vino, continuó:
—El Sr. Ford ya ha pagado la cuenta de toda la mesa. Disfrute de su comida, Srta. Skylar.