—¿Quién demonios eres tú? ¿Por qué me muestras esto? —Samantha no pudo evitar temblar. Su rostro palideció. Ella hizo todo lo posible para contenerse de mirar a Charlie en la televisión.
El hombre soltó una risita y se acercó a ella. Le levantó la barbilla con su huesuda mano y la obligó a mirar la televisión.
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