Capítulo 17 Proteger a esa mujer
—¡Déjate de tonterías! —Hernán frunció el ceño y regañó tras escuchar la explicación de Sheila.
Luego, se acercó a Leticia y le agarró la muñeca.
—Yo mismo te llevaré de vuelta allí —dijo Hernán con frialdad.
Leticia no quería volver después de escapar de aquel horrible lugar.
—No, no voy a volver. —Leticia trató de sacar su muñeca.
—Ni se te ocurra. Esa persona sigue en el hospital, inconsciente por la conmoción que le causaste. Su familia lo ha denunciado a la policía. Así que será mejor que te quedes en el psiquiátrico antes de que te encuentren —advirtió Hernán.
—Prefiero quedarme en la cárcel para siempre que en el psiquiátrico —dijo Leticia apretando los dientes mientras miraba directamente la fría mirada de Hernán.
—¡Tú! —Hernán estaba furioso. Sus puños cerrados comenzaron a producir un sonido crepitante.
En ese momento, Magalí apareció en lo alto de la escalera.
—¡Hernán!
Magalí se acercó poco a poco, pero Sheila intentó bloquearle el paso.
—Hola, Magalí. He traído a esa mujer para que te pida disculpas —dijo Sheila con una sonrisa rígida.
—No necesito que me pida disculpas. Si hace daño a alguien, la enviarán a la policía. Pero quiero saber por qué Hernán protege a esa mujer —dijo Magalí, mirando a Hernán con expresión triste, como si la hubieran agraviado.
—¿Protegiéndola? —Sheila se sobresaltó—. Eso es imposible, Magalí. ¿Por qué iba mi hermano a proteger a una desconocida en vez de a ti? Ya sabes lo que siente por ti —explicó.
Leticia pensó que se entristecería al oír palabras tan hirientes, pero no fue así. No le sorprendió que Sheila dijera aquellas palabras porque sabía que todos en la familia Heredia tenían el corazón de piedra, incluidos Hernán y Sheila.
Entonces, Leticia se volvió y miró a Magalí.
—Señorita Lamere, creo que me ha entendido mal. —Era la primera vez que negaba su relación con Hernán.
—¿No decías que Hernán es tu marido? ¿Por qué lo niegas ahora? —Magalí no pensaba dejar ir a Leticia tan fácil.
—Lo siento, no estaba bien ese día y me había expresado mal. Por favor, no tome mis palabras demasiado en serio. No tengo absolutamente ninguna relación con el señor Heredia —dijo Leticia con rotundidad.
De repente, sintió que Hernán le apretaba la muñeca y le infligía dolor.
—¿No es así, señor Heredia? —Leticia miró a Hernán y le dedicó una sonrisa significativa.
Sin embargo, la cara de Hernán se arrugó, como si pudiera tragarse a Leticia entera.
—¿Dilo otra vez?
Leticia no podía entenderlo. Pensaba que eso era lo que él querría que dijera.
En cambio, Hernán parecía aún más furioso.
—¡Hernán! —Sheila de inmediato trató de advertir a su hermano.
Sin embargo, Hernán ignoró por completo a Sheila. En su lugar, se quedó mirando la sonrisa en los labios de Leticia.
«¿Cómo se atreve esta mujer a desafiarme delante de todos? ¿De verdad cree que soy demasiado cobarde para admitir nuestra relación? ¿Quién se cree que es?»
A Hernán le irritó la sonrisa de Leticia. Se deshizo de su muñeca, pero cuando miró a Magalí, se comportó como si nada importara.
—No tengo ninguna relación con ella, así que no hay necesidad de que la proteja. Sólo es una enferma mental. No necesitamos ponernos nerviosos por ella.
Leticia bajó los ojos y se miró la muñeca magullada. En efecto, Hernán nunca entristecería a la mujer que amaba.