Capítulo 20 Su verdadera identidad
Mientras tanto, Leticia se encontraba por fin cerca del hospital psiquiátrico después de luchar durante todo el camino. Nadie habría imaginado que volvería al lugar del que intentó huir.
Agotada, Leticia se sentó junto a la carretera para descansar los pies. En ese momento, pasó un coche gris.
El agua del suelo la salpicó.
Leticia se quedó sin habla.
Cuando llovía, diluviaba.
Leticia suspiró. Se levantó las mangas para limpiarse el agua sucia de la cara. Entonces, vio que el gris había dado media vuelta y se había detenido a su lado.
El cuerpo de Leticia se puso rígido.
«¿Podría ser Hernán?»
Una voz familiar llamó a Leticia cuando estaba a punto de escabullirse.
—Señorita Murray, soy yo.
Leticia se quedó en su lugar y giró la cabeza sorprendida.
—¿Doctor Sanders?
Iván frunció el ceño ante la incómoda situación.
—¿Qué ha pasado?
—Es una larga historia. —Leticia le dedicó una sonrisa amarga.
—Sube al coche. Te llevaré a mi casa. —Iván no se lo pensó y abrió la puerta del coche.
Leticia se sintió aliviada de que Iván no la enviara de inmediato al hospital psiquiátrico. Estaba agotada y hambrienta. Así que decidió confiar en Iván.
Ambos permanecieron callados durante el trayecto. Al final, Iván llevó a Leticia a su casa. Primero le quitó el agua sucia de la cabeza. Luego le cambió la gasa de la herida de la cabeza.
—Doctor Sanders, ¿puedo confiar en usted? —preguntó Leticia dubitativa.
Iván se dio cuenta de lo que le preocupaba a Leticia por su expresión ansiosa.
—No te preocupes. No le diré al señor Heredia tu paradero —asintió.
Así, Leticia empezó a contarle a Iván todos los detalles de su experiencia, desde el ingreso en el hospital psiquiátrico hasta que Magalí la acorraló hasta que cayó al mar.
Iván permaneció en silencio tras escuchar la historia.
—No sabía que el señor Heredia fuera una persona así. Entonces, ¿cuál es tu plan ahora? No puedes seguir escondiéndote de él —dijo Iván, mirando el rostro pálido de Leticia.
—No sé.... —Leticia negó con la cabeza, con la mirada perdida.
Iván decidió contarle a Leticia sus pensamientos después de permanecer callado durante un rato.
—En realidad, señorita Murray, encontré algunas cicatrices de cirugías plásticas detrás de sus orejas durante su último chequeo.
Los ojos de Leticia se abrieron de par en par.
—¡Imposible! Nunca me he hecho cirugía plástica.
«Además, ¿quién se haría la cirugía plástica para tener una cara corriente como la mía?»
Iván miró a Leticia.
—¿Todavía recuerdas algo de la infancia?
Leticia se sobresaltó al principio y luego frunció el ceño.
—Tuve un accidente de coche y me golpeé la cabeza cuando era pequeña. Como resultado, perdí toda la memoria antes de los doce años.
Miró a Iván con suspicacia.
—¿En qué está pensando, Doctor Sanders?
Iván no pensaba ocultárselo a Leticia. Sacó su teléfono y le enseñó las fotos que había hecho antes.
—Mire las suyas, señorita Murray. Estas son las cicatrices detrás de las orejas. No me las he inventado. Sospecho que esto tiene algo que ver con su identidad.
Leticia se sorprendió al ver las cicatrices, pero no estaba convencida.
—¿De seguro las cicatrices vienen de algo que pasó cuando era pequeña?
Iván negó con la cabeza con seguridad.
—¡No puede ser! Estoy muy seguro de que son cicatrices de cirugía plástica. Otra razón por la que soy escéptico sobre tu identidad es la marca de nacimiento en forma de diamante que tienes en la muñeca. Conozco a alguien con la misma marca de nacimiento, incluso la posición de la marca es exactamente la misma.
Leticia se levantó la muñeca y la miró. Allí estaba, la marca de nacimiento en forma de diamante.
—Tengo esta marca de nacimiento desde que tengo uso de razón. Entonces, ¿quieres decir que mi pasado podría tener alguna conexión con la persona que conoces?
—Sí. —Iván sonrió y se subió las gafas. —Así que, señorita Murray, ¿le gustaría venir conmigo para averiguar sobre su pasado?
Leticia guardó silencio.
De hecho, no tenía ningún interés en conocer su pasado. Su padre le había contado historias sobre su familia. Por desgracia, después de su muerte, no le quedaban más parientes consanguíneos.
Además, Leticia dudaba porque, aunque quería alejarse del radar de Hernán, dudaba en confiar plenamente en alguien a quien apenas conocía.
Después de considerarlo, Leticia al final tomó su decisión.
—De acuerdo, iré contigo.
Es mejor arriesgarse que no hacer nada.