Capítulo 41 La venganza del beso
Nuestro vuelo llevaba más de cinco horas de retraso y no teníamos idea de cuando saldríamos. Tanto tiempo sin nada que hacer solo nos hizo poner creativos con la forma de matar el tiempo. Comenzamos jugando a veinte preguntas, y terminamos de alguna forma aquí: sentados en el frío piso del aeropuerto.
—¿Por qué Rámses y no yo?, porque te juro que cuando te conocí pensé que yo te gustaba, pero después todo era corazones con Rámses. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
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