Capítulo 12 Hay solo dos tipos de personas, los que se tatúan y los que no
La luz que entraba por la ventana me sacó del sueño que estaba teniendo. Por primera vez en varios días mis sueños no involucraban a Daniel o a Stuart. Era un sueño sin sentido, como los que tenía antes de todo, que eran tan absurdos que nunca les encontraba inicio ni fin. Me volteé en la cama con un pequeño quejido huyendo de los rayos del sol. Seguía aún adormilada cuando unas manos fuertes me abrazaron por la cintura y el calor del cuerpo de Rámses contra el mío se sintió agradable. Su respiración chocó contra mi cuello descubierto contrarrestando con el aire frio que había en la habitación. Sentía su pecho contra mi espalda subir y bajar con la lentitud de sus respiraciones, sus piernas enredadas con las mías y su erección matutina en mi trasero...
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