Capítulo 26 Esa es la maravilla de mi plan
Todo pasó tan rápido que no me dio tiempo de reacción, o quizás yo reaccioné tan lento que no se debió a nada. Un segundo Rámses tenía sus dedos entrelazados con los míos, en otro segundo mi mano yacía inmóvil y sola en el aire.
Rámses pasó a mi lado como una ráfaga veloz. Se escabulló como agua del agarre de su papá y empujó con gran fuerza el intento de Gabriel de ponerse en su camino. No corrió, pero sus zancadas eran tan grandes y potentes que su familia no pudo darle alcance.
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