Capítulo 18 Muy rápido y furiosa
Rámses me abrió la puerta del copiloto, mientras la parejita se sentaba atrás melosos y risueños. El camino transcurrió en silencio. Vi de reojo como Rámses apretaba con fuerza el volante y su mandíbula lucía tensa, incluso su respiración era pesada.
—La película es en dos horas—informó Gabriel mirando la pantalla de su teléfono—. Nosotros compraremos las entradas y después los alcanzamos— Gabriel y Pacita se quedaron en la entrada del centro comercial, mientras Rámses entraba al estacionamiento.
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