Capítulo 411 ¡No puede ser!
Isabel no lo pensó dos veces. Corrió con el corazón desbocado, esquivando las sombras que se estiraban como manos hambrientas. Saltó por encima de ramas, espinas y piedras, su respiración estaba sincronizada con la urgencia, pero el bosque no perdona errores.
Una piedra oculta entre el lodo la hizo tropezar. El impacto fue brutal. Cayó de frente, y su muñeca izquierda golpeó con fuerza contra una raíz.
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