Capítulo 335 Habitación 304
Marco se quedó de pie junto a la cama de su padre, observando cómo su respiración era acompasada por el ritmo de los monitores. Lorenzo Zurita abrió poco a poco los ojos, su mirada estaba apagada por el cansancio, pero al ver a su hijo, una leve chispa de reconocimiento se encendió en ellos. Intentó levantar una mano, pero apenas tuvo fuerzas para hacerlo.
—Hijo… —su voz era apenas un susurro, ronca y debilitada por el esfuerzo.
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