Capítulo 329 Dame una señal
Daniela permaneció unos momentos más frente a la cajita que guardaba las cenizas de su madre, Regina. Las flores que había colocado brillaban bajo la luz del sol que entraba por la ventana, y el ambiente en la sala parecía cargado de una energía especial. Con un suspiro profundo, Daniela decidió abrir su corazón un poco más.
—Mamá —comenzó, con voz suave, pero llena de determinación—, hay algo que necesito preguntarte. Algo que he estado pensando mucho.
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