Capítulo 376 Silencio

El cuarto estaba por completo oscuro. No porque fuera de noche afuera, de hecho, era de esos atardeceres rojizos que tiñen el cielo, sino porque el diseño del refugio subterráneo no permitía el paso de la luz natural. Las paredes insonorizadas, la temperatura perfecta, todo estaba controlado… y, sin embargo, en su pecho, todo era un caos. Daniela estaba sentada en la orilla de la cama. Descalza. Los dedos de sus pies apenas rozaban la alfombra aterciopelada. Tenía una bata de algodón que Flora le había dejado sobre la cama antes de irse. El silencio del cuarto era tan espeso que podía escuchar su respiración. Y su corazón palpitaba rápido y de manera irregular.