Capítulo 395 Ausencias que se repiten
Los ojos de Daniela se humedecieron, pero no se detuvo.
—Mi mamá intentó explicarlo. «A veces los adultos tienen problemas», decía. «Tal vez está resolviendo cosas importantes», pero yo… yo sabía que algo no estaba bien. Lo supe cuando, después de una semana, dejó de revisar el teléfono cada cinco minutos. Cuando dejó de preguntarle a todos si sabían algo. Fue como si, poco a poco, aceptara que se había ido. Que nos había dejado.
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