Capítulo 7 Suruba con famosos enmascarados
- ¡Esto no es lo que acordamos! - Dije.
- Soy lo suficientemente mayor para tomar mis propias decisiones, mamá.
- ¿A los 18 años? - Me reí - No, no estás en condiciones de tomar tus propias decisiones. Entiendo tu sueño de ganarte la vida con el surf, pero aún tienes que estudiar, Thomas. Sacaste muy buenas notas en el instituto y tus profesores te dijeron que podías elegir cualquier universidad y te aceptarían.
Thomas se acercó a mí y me abrazó con fuerza. Apoyé la cabeza en su pecho y sentí cómo sus músculos se agarrotaban, igual que los de su padre. Mi hijo era como yo en muchos aspectos y como Alex en otros.
Era tan alto como Alex y también delgado, un poco más musculoso porque hacía mucho ejercicio y, además de surfear, remaba, una de sus aficiones que me tenía completamente insegura y preocupada. Era rubio, de ojos azules, labios gruesos y no se cortaba demasiado el pelo, dejando que los mechones lisos enmarcaran su preciosa cara cuadrada, con las mandíbulas a la vista, lo que le daba un aspecto aún más varonil. Pocos creían que Thomas Adam sólo tuviera dieciocho años, aunque siempre se empeñaba en decir que pronto cumpliría diecinueve.
A diferencia de Tessa, Thomas era un chico tranquilo y dulce. Tessa, su gemela, tenía todos los rasgos de su padre... Y su temperamento también. Era intensa, seria e irónica. Podía destruir a la gente con una sola frase.
Éramos tres personalidades distintas viviendo bajo el mismo techo. Teníamos nuestras desavenencias y momentos intensos de amor. Pero éramos inmensamente felices. Y eso es exactamente lo que me dolió... Que Alex no estuviera allí para compartir todos esos momentos conmigo junto a nuestros hijos.
- Mamá, no te dejaré sola.
Entendí por qué no quería ir a la universidad. No era por falta de interés. Era por mí.
Intenté contener las lágrimas, la emoción que sentí en ese momento, al darme cuenta del amor y la preocupación que Thomas sentía por mí:
- No estoy solo, hijo mío.
- I... Escuché parte de la conversación entre tú y Adeline.
Suspiré:
- Eso no es del todo correcto.
- No lo decía en serio, lo juro. E... No quiero que te sientas abandonada.
- El anhelo es algo que no puedes controlar, ¿sabes? - Recordé mi eterno anhelo por Alex - Y sí, sufro porque Tessa no está conmigo. Pero me doy cuenta de que es necesario. Nunca permitiría que dejara de perseguir su vida por mi culpa.
- Estoy de acuerdo con la parte que han dicho de que encuentres a alguien.
Me sonrojé de inmediato:
- Thomas, no has oído "todo" lo que hemos dicho, ¿verdad?
- Me tapé los oídos en algunas partes - se rió divertido - Es extraño oír a gente intentando persuadir a mi madre para que tenga relaciones sexuales.
- ¡Dios mío! - Me cubrí la cara con las manos, completamente avergonzado - He aquí una situación muy incómoda.
- Honestamente, si el sexo te hace sanar... Hazlo, mamá.
- ¡Thomas! - ¡No voy a hablar contigo de esto!
- Si no quieres tener sexo porque sí, búscate a alguien que te haga compañía, mamá. Sé que todavía quieres a mi padre. Pero han pasado más de 18 años desde que se fue. Te mereces ser feliz. E... Apuesto a que él querría que fueras feliz.
- No tienes ni idea de cómo era... - Sonreí - Es realmente difícil pensar en involucrarse con otra persona y no comparar.
- ¡Eres preciosa, mamá! - me alisó la mejilla - Date una oportunidad. Estar con otra persona no afectará al amor que sientes por él.