Capítulo 6 Atrofia vaginal ii
- ¿Te acostaste con tu ginecólogo? - Cassiane abrió los ojos, intentando contener la risa.
Me pongo las manos delante de la cara, fingiendo vergüenza:
- ¡Claro que no!
- ¿Y tu ginecólogo? ¿Es un gato? - quería saber Adeline.
- "Mi" ginecóloga tiene más o menos mi edad. Y es heterosexual. - Lo dejé claro.
- ¿Por qué visitas tanto a tu ginecólogo? - quería saber Adeline.
- El comienzo de la menopausia. - Suspiré, recordando lo que me había atormentado.
- ¿No dijo que eres precoz a tu edad? - Cassiane quería saber -Aún no he entrado en la menopausia. Y ni siquiera tengo señales de que esté a punto de suceder. Y soy mucho mayor que tú.
- Hace tiempo que padezco los síntomas. He hecho las pruebas y se ha demostrado.
- ¿Debemos celebrarlo? - Adeline ironizó - Después de todo, tenemos a una posible mujer que ha entrado en la menopausia sin tener relaciones sexuales durante los últimos 19 años.
- Casi veinte, si no me falla la memoria. - añadió Cassiane.
- Así que... Estoy sufriendo una consecuencia de la falta de sexo. - Le expliqué.
- ¿Existe algo así? - Adeline quería saber - Todo el mundo sabe que el sexo es bueno. Pero... ¿No tenerlo puede causar algo malo?
- Tengo principios de atrofia vaginal, que es el acortamiento de la vagina.
- ¿Acortamiento de la vagina? - Los ojos de Cassiane se abrieron de par en par.
- Según el médico, esto se debe a que la actividad sexual regular aumenta el flujo sanguíneo, la lubricación y la elasticidad de los tejidos vaginales.
- ¿Así que nunca volverás a tener lubricación vaginal? Eso es terrible. - se lamentó Adeline- ¿Y los orgasmos?
- Sólo la menopausia me pone completamente cachonda. - Confesé.
- ¿Y se te para alguien que no sea el fantasma de tu ex marido? - Adeline sentía curiosidad.
- No me gusta que te refieras a Alex como un "fantasma" - dije seria, molesta porque ya lo había pedido mil veces y Adeline insistía en no obedecerme - Y si quieres saberlo, sí que me pongo cachonda con los hombres que veo en la televisión, en Internet e incluso en la playa.
Era cierto. De vez en cuando sentía que un cierto escalofrío recorría mi cuerpo y mi vagina parecía volver a la vida cuando veía a un hombre guapo. Pero eso no era muy frecuente. Y ni siquiera tenía la costumbre de masturbarme, lo que me hacía aún más propensa a la atrofia vaginal, que ya de por sí tenía un nombre extraño e implicaba que padecía una enfermedad incurable y horrible.
Cassi puso su mano sobre la mía y preguntó suavemente:
- ¿Esto es serio, Bruna? ¿Hay algo que puedas hacer para cambiar esta situación vaginal? ¡Eres joven! No puedes tener una enfermedad por falta de sexo.
- No es tan grave, después de todo, hay tratamientos.
- ¿Tener sexo? - Adeline arqueó una ceja y la miramos con reproche - Si tienes una enfermedad causada por la falta de sexo, ¿tener sexo no sería el remedio? - dijo torpemente.
- Los remedios en este caso son las cremas hidratantes vaginales, la aplicación intravaginal de hormonas y la aplicación tópica de estrógenos. También existe el tratamiento con láser, que para mí está descartado.
- ¿No sería más prudente para ti... ¿Tener relaciones sexuales? - preguntó Cassiane pensativa, porque sabía lo delicado que era este tema para mí.
- Como ya he dicho, tengo varias opciones para volver a la normalidad. Empezaré con fisioterapia vaginal.
- ¿Con un hombre? - Adeline quería saber.
Me reí, porque realmente siempre fue muy curiosa. Y sí, a veces decía cosas que no me gustaban mucho. Pero eso no la hacía menos sincera ni menos dispuesta a hacerme bien. Hacía tiempo que Adeline y Cassiane me insistían en que me acostara con alguien. De hecho, ése era uno de los únicos puntos en los que no diferían.
La diferencia era que Cassiane respetaba mi decisión, aunque no dejaba de insistir, mientras que Adeline era incisiva y a veces hacía que me cansara de repetirme.
- Estoy "empezando" la atrofia vaginal, chicas. Y el médico dijo que podría tener relaciones sexuales y no tener ningún problema. Sólo sabría... Bueno... Al hacerlo. Como esto no va a pasar, seguiré con la fisioterapia.
- ¿Cómo funciona esto? ¿Practicando pompoir, por ejemplo? - Cassiane estaba interesada.
- "¡Sí!", confesé, incapaz de contener la risa.
Ambos se echaron a reír también. Era un tema extraño para estar discutiendo una tarde, sentados en una terraza frente a una imagen paradisíaca de la playa.
- Podríamos estar hablando de cualquier cosa... Y estamos hablando de... ¡Sexo! - mencioné, confundido.
- En realidad estamos hablando de la falta de sexo en los seres humanos. - Los ojos de Adeline se abrieron de par en par al darse cuenta.
- La fisioterapia incluye pompoir. También ayuda a mantener la salud del suelo pélvico y la lubricación vaginal.
- ¿Y qué más te ha dicho el médico, Bruna? - Cassiane parecía preocupada.
Ya tenía 41 años y mi hermana aún me trataba a menudo como si tuviera 13, cuando era extremadamente frágil e intenté quitarme la vida, lo que provocó que ella y mi madre hicieran que todo el mundo girara en torno a mí durante muchos años, como si ellas tuvieran la culpa de algo.
No recuerdo si alguna vez les dije que me culpaba por todo lo que les hice pasar entonces... Y también en los años que siguieron.
- Falta de sexo, más aparición de la menopausia... - Suspiré - El médico me dijo que, aunque no me dé cuenta, esto me provoca irritabilidad frecuente, bajada de inmunidad, frustración, ira... E... Incluso depresión.
Cassiane me miró y me di cuenta de que una nube negra cubría sus hermosos ojos marrones. Sentí que la mano de Adeline me cogía la otra y me di cuenta de que estaban una al lado de la otra, ambas sosteniéndome.
- I... No estoy deprimido. - Lo dije.
- Tessa se ha ido... ¿Cuánto tiempo estará Thomas aquí? Sabes que tarde o temprano él también se irá. No hay forma de que puedan cumplir sus sueños aquí, Bruna", se preocupó Cassiane. "Eres preciosa, aún tienes toda la vida por delante. ¿Qué quieres para tu futuro? ¿Quedarte con mamá y Arthur, lamentándote de la vida que tienes y llorando la muerte de Alex, que hace tanto que se fue?
- Si la falta de sexo disminuye la inmunidad... ¡El sexo es medicina y aumenta la inmunidad! - Adeline se dio cuenta, aún pensándolo - Creo que debería tener sexo. Hace dos meses que no tengo relaciones sexuales con nadie. Me pregunto si será por eso que la semana pasada tuve ese horrible dolor de garganta y tuve que tomar antibióticos.
Empezamos a reírnos de nuevo. Me gustaría pensar que las cosas que dijo estaban destinadas a animarnos. Pero no... Sabía que Adeline era así: divertida, curiosa y decía lo que se le ocurría.
- Bromas aparte -Cassiane me acomodó un mechón de pelo detrás de la oreja, que pronto se soltó a causa del viento-, sé que te lo he dicho mil veces... Pero te lo repetiré mil veces: tienes que darte la oportunidad de encontrar a alguien.
- No puedo. Todavía está en mi corazón. - confesé, bajando la mirada, intentando imaginármelo y sin conseguirlo.
Alex llevaba unos años borroso en mi mente, así que tuve que recurrir a algunas fotos para verlo.
- Y seguro que nunca se irá -Cassiane me tocó el pecho- ¡Pero hay sitio para otro amor, Bruna! O al menos para sexo sin ataduras.
- I... ¡No puedo verme haciendo esto!
- Así que cierra los ojos cuando lo hagas - Adeline volvió a hacernos reír - No estamos hablando de matrimonio ni de amor... Es sólo sexo, Bruna. Aumentarás tu inmunidad, tu autoestima y no tendrás que gastar en fisioterapia y pomadas milagrosas.
Respiré hondo, intentando encontrar una forma de deshacerme del tema, ya arrepentido de haberlo empezado.
Vi a Thomas entrar en casa y me levanté, encontrando mi salvación. Me acerqué a mi hijo y lo saludé con un beso, sintiendo su piel salada por el mar.
- ¿Qué tal las olas? - quise saber, mientras le alisaba el pelo, que estaba recogido y tieso por la sal.
- Débil. Honestamente no sé cómo papá logró surfear aquí.
- Era Alex, el hombre que surfeó la tormenta", sonreí, sintiendo que se me aceleraba el corazón.
Thomas suspiró:
- Alex Adam, un icono de Portal Beach. ¡Todavía estoy tratando de entender cómo lo hizo!
- No tienes que ser como él. Puedes ser incluso mejor. - Le animé.
Cassiane y Adeline salieron al balcón y se nos quedaron mirando.
- ¿Cuándo creaste esta coraza, ahijado? - bromeó Cassiane.
- ¡Cuánto tiempo, tía! - sonrió y se acercó a Cassiane, dándole un abrazo.
Si fuera una persona normal, estaría molesta por haberse empapado de arena y sal y seguir con la ropa húmeda. Pero ella era Cassi, mi hermana perfecta. Así que sonrió mientras miraba su propia ropa.
Las dos se despidieron pronto. Cassi se fue a ver a mi madre a la otra punta de la isla y Adeline pasaba el tiempo en su propia casa, que no se alquilaba esos días.
Le preparé un bocadillo a Thomas y subí a su habitación. Llamé a la puerta y lo encontré peinándose mientras veía unos vídeos de surf en el ordenador.
Dejé las tostadas y el zumo de fruta en la mesa junto al balcón y ya me iba cuando me llamó:
- ¿Mamá? - Me paré y miré - No voy a ir a la universidad. Quiero ganarme la vida haciendo surf.