Capítulo 105 Una hija sin filiación
—¿Quién puede ser? —Natalia dejó el teléfono a un lado y se apresuró a abrir la puerta.
Un hombre que parecía tener unos cincuenta años apareció en su puerta con un traje y un delicado bastón con una figura de dragón como mango. En cuanto vio al hombre, su expresión cambió al pensar en todo el amor y el odio que rodeaba su relación. A pesar de las emociones encontradas, Natalia se aclaró la garganta y se dispuso a saludarlo:
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