Capítulo 808 Advertencia justa
Nadie habló ni se movió durante los diez minutos siguientes, más o menos. Pasó bastante tiempo antes de que Jacinto levantara finalmente la cabeza para mostrar sus ojos enrojecidos. Al quitarse las gafas, era evidente que la agonía había vestido su rostro juvenil. Preguntó:
—Hugo, me cuentas todo esto porque quieres que tome una decisión. ¿Es eso?
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