Capítulo 89 Llamar a la puerta
—No es necesario —dijo Hugo mientras fruncía los labios.
Salvio tampoco lo persuadió. En su lugar, cogió un vaso de agua de la mesa y se lo pasó. Levantando la cabeza, Hugo tomó unos sorbos de agua con la pajita. Cuando agitó las manos en señal de que había tenido suficiente, Salvio apartó el vaso y lo dejó en el suelo. En ese momento, sonó su teléfono.
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