Como Jazmín ya había anticipado la confrontación, hacía tiempo que había ideado una manera de salir de la desagradable situación. Puso una fachada lamentable y comenzó a lamentarse mientras fruncía los labios.
—¡La culpa es de ella! No debería haberte molestado y haber insistido en que fueras con sus hijos al parque de atracciones. ¿No es obvio que intenta seducirte y ocupar mi puesto? ¿Por qué no puedo defenderme?
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