Priscila vio como Layan se alejaba hacia la puerta dado el anuncio del nuevo ataque a otro miembro de la manada. Frunció el ceño. Otra víctima, y ella no acababan de encontrar el atacante. Por primera vez el sentimiento de culpa la atacó y fue algo realmente incómodo y pesado. Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta que el alfa había girado de vuelta a donde estaba ella.
-Ve a comer algo y a descansar- le dijo él acunando su mejilla llamando su atención.
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