Capítulo 124 ¡Mujer testaruda!
Mientras tanto en la Ciudad de México, Daniela ya había abandonado las oficinas principales, se encontraba ya afuera del acceso principal del corporativo y se sentía desconcertada, pues no podía quitarse de la mente la imagen donde aquella mujer atractiva coqueteaba y abrazaba a Marco frente a sus ojos. De pronto, Daniela no pudo evitar sentirse abstraída en sus pensamientos:
«No puedo creerlo, es un imbécil. Que tonta soy, una vez más caí en su juego y yo que pensaba que hoy podía decirle la verdad, pero si solo es un maldito mujeriego».
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