Capítulo 31 Normalidad

Por más que sus amigas no le creyeran, en verdad comenzaba a sentirse más tranquila. Con el pasar de los días, el apoyo de sus amigas y tenía cierto presentimiento de que el hombre junto al piano también tenía algo que ver, parecía que poco a poco su corazón se iba tranquilizando. Se sentía como si de manera paulatina estuviera despertando de un sueño, o más bien una gran y terrible pesadilla, pero despertando, al fin y al cabo. No iba a mentir, al pensar en Jorge y Paola, sentía una punzada en el pecho, pero ya no brotaban lágrimas de sus ojos de manera incontrolable e incluso comenzaba a sentir de nuevo un poco de hambre; lo que le decía que iba sanando esa profunda herida que le habían hecho.