Capítulo 1 Prefacio
No soy exactamente el tipo de mujer que atraería la mirada de los hombres. No tengo el cabello largo y rubio, tampoco poseo unos llamativos ojos color azul cielo o verde, para el caso. Mi cuerpo no es como de esas modelos de pasarela, tampoco tengo “curvas” pronunciadas que destaquen mis caderas o cintura. Tampoco provengo de una familia de apellido reconocido, muchos menos de una buena posición socioeconómica.
En resumen, soy una chica ordinaria o, al menos, eso creo.
No comenzaré narrando mi vida desde el primer día en este mundo, por supuesto que no. Optaré por pasar de todo esos detalles de niñez, infancia y adolescencia y me centraré en el comienzo de mi vida como persona adulta.
Vivo en un departamento con mi mejor amiga: Oriana. Compartimos los gastos y la convivencia es tranquila.
El resto lo resumiré diciendo que mis primeros empleos fueron un tanto complejos. Tengo un título de secretaria ejecutiva y sí, gracias a esto, tuve varios buenos empleos con un más que cuantioso sueldo, pero, lamentablemente, tuve la mala suerte de tener a los peores imbéciles como jefes. Uno peor que el otro porque no solo me han tratado de “sirvienta”, sino que algunos de ellos se han querido propasar conmigo y sí, me refiero al acoso sexual. Gracias a Dios que ninguno de esos tipos ha llegado más allá de las insinuaciones sexuales verbales, si hubiera sido más que eso, esta sería otra historia.
Después de haber renunciado al último empleo, pasé varios meses buscando uno nuevo. Entonces, un día Oriana me comenta que vio un aviso en el periódico en el cual solicitaban una secretaria (un asistente personal administrativa) y sí, llamé al número de teléfono del aviso y tuve una entrevista. Posterior a dos días, me llamaron para decirme que el puesto era mío. Así que sí, desde hace dos años estoy trabajando en una empresa de renombre, una empresa dedicada al rubro de la automotriz.
Me desempeño como asistente personal de uno de los CEO más importantes del país y me fascina mi trabajo. Me gusta poder hacer de la vida del CEO Tanner más fácil. Es un buen hombre y lo respeto… mucho. Por supuesto, estoy siguiendo el decoro porque, Jesús, él también es caliente, aunque él es mucho mayor que yo, pero sé cómo comportarme y nuestra relación es estrictamente profesional… Eso creí hasta que, por equivocación, me cruzo con un correo electrónico bastante privado… Entonces, de repente, todo es diferente.
(…)
¿Cómo comenzar a describir mi vida? Si tuviese que entrar en cada mínimo detalle, haría un testamento y ese no es el punto. Resumiré un poco…
Como dice el tan famoso dicho, algo como «nací en cuna de oro». Sí, provengo de una familia de una más que buena posición económica. Mi padre construyó, desde los cimientos, Chrome Machine; una empresa de prestigio y renombre en la industria automotriz. Fui ese tipo de niño aplicado en los estudios y un poco asocial. Lo fui desde muy pequeño hasta que llegué a la adultez.
Cuando estaba cursando el último año en la universidad, mi padre enfermó gravemente y, desde entonces, lo ayudé con toda clase de responsabilidades en la empresa. En mi ingenuidad, creí que solo sería temporal porque el siguiente sucesor al mando era mi hermano mayor. Me equivoqué completamente.
Después de año y medio luchando con una enfermedad letal, mi padre exhaló el último aliento. Mi madre quedó devastada, al igual que mi hermano y fui lo bastante sensato para mantener a flote a la familia y a la empresa. Posterior a un mes del fallecimiento de mi padre, se leyó sus últimos deseos y fue un impacto cuando me enteré de que era yo quien quedaría al mando de Chrome Machine. Por supuesto, esto fue un alivio para mi hermano porque —siendo honesto— él no es exactamente la clase de hombre que podría con tantas obligaciones y responsabilidades. Esa es la gran diferencia entre Francis y yo. Sin embargo, no es algo por lo cual nos llevemos mal, por el contrario, tenemos una relación excelente.
Me llevó un año completo aprender cada nimiedad de la empresa y, durante ese tiempo, mi madre contrajo una rara enfermedad respiratoria. Lamentablemente, ella también se fue.
El paso de los años trajo consigo nuevos aprendizajes, experiencias y vivencias. Me convertí en una persona completamente dedicada al trabajo, dejando de lado, incluso, mi vida personal. Pese a eso, sí he tenido varias relaciones, pero ninguna persona fue capaz de entender mi dedicación y pasión por el trabajo…
He visto de todo a lo largo de mi vida. Viene con la responsabilidad, ser el gran hombre en la cúspide. Después de casi 12 años de estar al mando de la empresa, sinceramente creo que lo más difícil hoy día es ser tentado por mi asistente muy eficaz, bellísima y muy joven. Las cosas se tuercen un poco cuando alguien de mi pasado aparece con algún tipo de chantaje y de repente… mi asistente está a mi lado. Ahí es cuando todo cambia.