Capítulo 34 No más engaños

Los ojos de Easton la miraron de forma fija, instándola en silencio a tragar la píldora. Quizás notó su vacilación, antes de que pudiera reaccionar, él la agarró de la barbilla. Con la fuerza de su agarre, su mandíbula se abrió sin querer. Easton no perdió tiempo y le metió la píldora en la boca. —Trágatela. —Como adulta moderna, «tenía diecinueve años en ese momento, pero aún tenía suficiente educación», Ellis sabía que la anticoncepción de emergencia no era algo que se debiera tomar a la ligera. Por instinto, intentó escupirla. Pero Easton no se lo permitió. Le hizo tragar media taza de agua. Ella se atragantó y tosió con violencia, pero él permaneció frío e inflexible—. Solo te perdono esta vez porque eres la hija adoptiva de mi tía. Pero si vuelves a intentar algo así, no pienses que seré tan indulgente.