Capítulo 82 Sé amable conmigo
El calor que recorría el cuerpo de Enrique era casi sofocante. Instintivamente bajó la cabeza, enterrándose contra la mujer, como si estuviera poseído.
Susana se retorció debajo de él, intentando escapar. Era un estacionamiento; cualquiera podía pasar en cualquier momento. La zona estaba cubierta de cámaras de vigilancia. Si les pillaban, nadie se atrevería a cotillear sobre Enrique, pero ella sería objeto de burla, ridículo y vergüenza.
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