Capítulo 29 ¿Crees que eres genial?
A Susana le pilló desprevenida y abrió los ojos con sorpresa. El aliento caliente del hombre le rozaba la cara, y ella podía ver claramente sus largas y espesas pestañas, que caían como alas de mariposa.
En comparación con lo que acababa de ocurrir, ella prefería los besos. Los besos transmitían una sensación más pura y profunda de sentirse querida y cuidada. Pero en los últimos tres años, cada vez que él iniciaba un beso, lo hacía movido únicamente por el deseo físico. Eran meros preliminares, nunca un simple gesto de afecto.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread