Capítulo 159 Nadie podía salvarle
El ambiente en la sala estaba casi congelado. Benedicto era el jefe de la familia Lugano en la capital, muy estimado y estrechamente relacionado con los jefes de varias de las familias más importantes de Savana. Sus palabras solían tener un peso inmenso, y nadie se atrevía a desafiarle.
Sin embargo, aquel joven que tenía delante había matado a su amigo Jaime justo delante de él después de que Benedicto le advirtiera que se detuviera. Aquello era una bofetada descarada en su cara. La ira se apoderó de Benedicto y su mirada se volvió gélida.
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