Capítulo 118 Una persona cualquiera
Emma se sentó tranquilamente en el sofá. Sostenía la taza con delicadeza mientras el café giraba suavemente en su interior, desprendiendo un aroma sutil y relajante. Se comportaba con elegancia, y su sonrisa y su tono eran alegres y encantadores. Era tranquila y serena, y siempre tomaba la iniciativa.
—Jonathan, espero que no seas de los que eligen por las malas. La perla esmeralda de sangre no es algo que puedas reclamar como tuyo —dijo.
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