Capítulo 75 Dios entre los hombres
El cañón del arma aún estaba caliente cuando se introdujo en su boca, haciéndole gemir de terror. Su corazón se llenó de pesar y miedo, al darse cuenta de lo desesperada que se había vuelto su situación. En unos instantes, Jonathan había destruido todo lo que apreciaba, como si fuera un dios entre los hombres. Fue entonces cuando comprendió por fin por qué Jonathan había venido solo: no necesitaba ningún apoyo cuando su poder bastaba para hacer temblar los cielos.
Su alarde de fuerza y su cara de triunfo parecían ahora ridículas.
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