Capítulo 122 Un movimiento extraordinario
Jonathan y Leila entraron en el vestíbulo. Leila seguía de cerca a Jonathan, irradiando orgullo y honor.
«Es una pena que estas salas VIP no estén conectadas. De lo contrario, podría demostrarle a esa despreciable mujer, Luana, que el señor Heredia no es la única persona a la que se le permite sentarse en una sala VIP», pensaba Leila, ansiosa por vengarse de Luana.
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