Capítulo 418 - Un poquito
El aliento de Gabriel se detiene y se endereza cuando me aparto bruscamente de él, dando un paso atrás, limpiando mis dedos impregnados de cianuro contra la tela del delantal. -Gracias por proporcionarme una habitación con tantos productos de belleza-, digo, bastante casual, mientras su respiración comienza a agitarse. -La vaselina es muy útil para labios agrietados y...- Agito mis dedos hacia él. -Para evitar que los venenos entren a través de la piel.
-Eres una perra-, murmura, retrocediendo, el oxígeno ya empezando a fallarle. -¿Me has... me has matado?
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