Capítulo 101 Vi a una mujer atrapada en la escultura

En esta nueva vida, era mucho menos despreocupada que en la época en que solo era un alma. Recuperó sus emociones, sus deseos, y después de un período de vacío, todos ellos volvieron de golpe. Se sintió como una manada de caballos salvajes galopando por las llanuras, o como una inundación durante la estación de lluvias, surgiendo sin control. La intensidad de aquellas emociones era abrumadora, haciéndose imposible controlarlas. El viento en sus oídos pareció desvanecerse. Anna pareció decir algo después de bajar del auto, pero no pudo escucharla. La imponente escultura que tenía enfrente se erguía como un faro en la oscura noche. No era más que una pequeña barca a la deriva en el vasto océano, arrastrada hacia ella poco a poco. Empujaba hacia delante, paso a paso. Cuando llegó a la escultura, la nieve que aún no se derretía cubría su superficie.