Capítulo 118 Ansiar verla
Los tres quedaron en silencio. No sabían que decir o hacer para poder calmar la impotencia y dolor que sentían por lo que acababan de escuchar. Se sentían como en una carrera que por más que corrieran, no avanzaban en lo absoluto. Era como si hubiesen agotado todos sus esfuerzos para obtener un resultado demasiado deprimente.
Aitana salió de la cirugía con su cabeza vendada y tan pálida que no parecía de este mundo. Los tres se acercaron, pero, no se atrevieron a tocarla, porque parecía que iba a romperse si se atrevían a tocarla.
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