Capítulo 105 Perderse
Las horas pasaban y Helmut no regresó. Había salido a entretener su mente preparando todo para el traslado e incluso había ido a enfrentar un viejo enemigo que solo había dicho unos malos comentarios últimamente. Pero, era el motivo suficiente para descargar su enojo.
Con violencia, abrió la puerta de la oficina de su antiguo enemigo y con una mirada asesina, lo divisó en su escritorio. Blas, un ministro del país, observaba asombrado al hombre que con pocos pasos se acercó tanto a él que lo tenía agarrado del cuello.
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