Capítulo 281 Déjame compensarte
—Enciende la calefacción —dijo Hugo dando un golpecito en el respaldo del asiento del conductor y ordenando con firmeza.
—Sí, señor. —Salvio lo hizo de inmediato antes de volverse a mirar a Hugo. —Se sorprendió tanto al ver el estado desaliñado en el que se encontraba, que sus gafas se resbalaron del puente de la nariz—. Oh no, señor Hugo, está usted mojado por completo.
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