—Ya he comido en el avión —respondió mientras soltaba a Claudio.
Sintiendo que el agarre de su madre se había relajado, Claudio tiró de su gruesa manta y se acurrucó de nuevo en la cama. La cuidadora bajó la mesita de noche y puso sobre ella el tarro de comida térmica. Claudio agarró la cuchara y comió con alegría.
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