Capítulo 139 ¿Y si digo que no?
En la planta baja, Natalia ya estaba borracha. Su cara se sonrojaba y sus ojos estaban desenfocados y vidriosos. Sentada en blanco, dejó escapar un par de hipos.
Saúl dejó el tenedor y la saludó. Con sus cinco dedos extendidos frente a sus ojos, le preguntó:
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