Capítulo 34 El otro hombre
Mientras Claudio reflexionaba, sus ojos se clavaban en el pelo de Hugo de vez en cuando, preparándose y buscando la oportunidad de arrancar un par de mechones de pelo de Hugo. Sin embargo, antes de que pudiera hacer nada, Natalia lo tiró sobre su regazo y le ordenó que se durmiera.
Claudio se encontró sujeto y no podía moverse, por lo que suspiró en secreto y se resignó a la situación. Parecía que todas las vías se habían cerrado y la siguiente oportunidad sólo podría encontrarse en la próxima ocasión.
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