Hugo sabía que Natalia estaba tratando de alejarse de él. Sonrió con satisfacción. No se levantó de la cama como ella le había pedido. En cambio, se acercó más a ella y se negó a dejarla marchar.
—¡No te vas a ir a ninguna parte! Tú eres la que ha empezado. Será mejor que termines lo que has empezado.
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