Capítulo 49 Con chanclas combinadas
La pesca era una práctica relajante. Sin embargo, con Huo Lichen sentado junto a ella, el corazón de Yan Wan era incapaz de calmarse. Su figura imponente y su aire refinado no hacían más que realzar su presencia. Por eso, para cuando Huo Lichen había pescado cinco peces, Yan Wan no había conseguido ni uno solo. Miró con duda su propio sedal, y se preguntó si el cebo era falso.
Mientras soplaba la brisa del mar, no hubo peces que mordieran el cebo de Yan Wan. Ella se apoyó contra la silla y, poco a poco se fue quedando dormida.
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