Capítulo 11 Intercambio con condiciones
Yan Wan sintió que algo andaba mal cuando regresó al departamento de diseño porque sus compañeros la miraban de manera extraña. No esperaba que su trabajo fallido ganara el primer premio del concurso. No tenía intención de dar explicaciones porque se quedaba sin palabras respecto a Huo Lichen. Después de todo, la gente dejaría de entrometerse cuando el asunto se disipe unos días más tarde. Yan Wan no les prestó atención y regresó a su asiento para revisar los materiales, ya que iba a contrarreloj para cumplir con el plazo de la mañana siguiente.
Shen Baimei miró a Yan Wan con arrogancia.
—Haz tres juegos de copias de todos estos materiales y ponlos todos en orden.
Era una enorme pila de materiales, y todo estaba desordenado. Le llevaría mucho tiempo terminar. Yan Wan frunció las cejas y la rechazó:
—Estoy muy ocupada. Que lo haga otro.
Shen Baimei se molestó por su respuesta y la regañó en voz alta:
—Yan Wan, ¿te crees tan importante después de ganar el primer puesto por medios ilegítimos? Métetelo en la cabeza. Siempre serás una novata en el departamento antes de conseguir un ascenso, y estas diversas tareas forman parte de tu ámbito de trabajo. ¿He sido clara? Si tienes alguna queja, puedes marcharte cuando quieras.
La mayoría de los diseñadores estaban molestos con el resultado del concurso, y Shen Baimei fue la primera en sentirse afectada. Todos sus esfuerzos serían inútiles si ella aprovechaba la oportunidad para que la despidieran ahora. Yan Wan apretó los dientes y cargó con la pila de materiales.
—Lo haré ahora.
Shen Baimei miró con rencor la figura de Yan Wan y le dijo con malicia:
—Ven a mi oficina a buscar más cuando termines. —Shen Baimei estaba decidida a ponerla en una situación difícil.
Yan Wan dio un pisotón con furia y pensó en tirar ese montón de materiales. Pero finalmente, solo se resignó a hacer las copias.
Habían pasado muchas horas cuando por fin terminó la tarea, y ya casi era la hora de salida. Se frotó las sienes después de mirar la pila de material que le había dado Huo Lichen y decidió trabajar horas extras.
Casi todas las luces del enorme departamento de diseño estaban apagadas, excepto la del cubículo de Yan Wan, que hojeaba la información con una mano y tomaba notas con la otra. Estaba concentrada y seria, pero parecía un poco ansiosa.
Huo Lichen entró al departamento de diseño y con solo un vistazo vio a Yan Wan trabajando duro bajo la luz. El espacio que la rodeaba era negro como el carbón, y ella parecía especialmente deslumbrante bajo la luz. Un destello oscuro cruzó sus ojos y se dirigió hacia ella.
—¿Por qué sigues aquí?
Yan Wan se aterrorizó al oír una voz repentina en el lugar silencioso, y estuvo a punto de caerse de la silla. El hombre dio un paso hacia adelante al instante y la retuvo con rapidez.
Yan Wan vio un rostro apuesto, el de Huo Lichen, mientras la distancia entre ellos se acortaba. En ese momento, sintió su brazo fuerte y caliente presionado contra su espalda; el corazón de Yan Wan palpitó agitado. Al cabo de un rato, recobró los sentidos y se retiró de sus brazos de inmediato. Retrocedió dos pasos, consiguió mantenerlo a distancia.
—Señor Huo, estoy trabajando horas extras.
Huo Lichen se mostró algo disgustado tras ver la respuesta atenta de Yan Wan y dijo con voz grave:
—No tienes por qué hacerlo.
—Pero se me acaba el tiempo.
En medio de su discurso, Yan Wan pensó en algo de repente y, mientras miraba a Huo Lichen, sus ojos brillaron.
—Señor Huo, ¿me daría dos días de gracia? —dijo expectante.
—Te concederé lo que pides, siempre y cuando también estés de acuerdo con mis condiciones. —Huo Lichen miró a Yan Wan con ojos sombríos e invasivos, haciéndola sentir un poco incómoda.
Ella preguntó con timidez:
—¿Cuáles son sus condiciones?