Capítulo 845 Un pedazo del pastel
Con una expresión de pura euforia, Kal Esquivel llegó galopando desde la distancia.
Eran mercenarios, y si lograban entregar la mercancía en la ubicación especificada sin daños, tenían la posibilidad de ganar una generosa recompensa del veinte por ciento del valor total.
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