Capítulo 751 Prometeo Gómez
Gavino dio la orden, y sus secuaces gritaron y llevaron a los chicos a la camioneta.
«¡No se molestaron en asegurar sus armas y solo las colocaron en la cintura! ¡Eso es peligroso! ¿Y si el arma de alguien se dispara por accidente? ¡Si eso sucede, es probable que muera!».
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