Capítulo 436 Piedad
Con la mano en alto, Diego contraatacó clavando dos de sus dedos en el centro de la palma de Francisco.
Cuando los dedos de Diego atravesaron su palma, Francisco aulló con un dolor insoportable mientras retrocedía ante el ataque. En cuanto vio la cara de Diego, Francisco se quedó paralizado, como si lo hubiera alcanzado un rayo. La expresión de su rostro pasó poco a poco del desconcierto al pánico.
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