Capítulo 3 Atendiendo a tipos millonarios
Tiempo después una de las chicas salió y le dijo a Cloe que Petra estaba de mal humor que por favor entrará.
-Necesito largarme de acá, de verdad Esteban, esto es un infierno completo, chao. Le dio un beso en la mejilla y bajó del auto.
-Cloe, Petra necesita alguien que le ayude con el servicio de meseras, porque Martha enfermó y hace falta quien sirva los tragos y quiere que seas tú.
-Pero Silvia, yo no hago eso, tú lo sabes, cuando comienza el show, yo me encierro en mi habitación a estudiar, aparte tuve un accidente y apenas puedo caminar.
-¡Oh vaya golpazo!, ?que te pasó?
- Ya te contaré mañana, iré a buscar a Petra a ver cómo me salvo de esta.
-Maldita sea Cloe, que te pasó, necesito que me ayudes hoy, el local está a reventar y en el privado hay unos hombres bastante importantes, necesito que los atiendas, no vas a bailar ni nada, solamente les servirás tragos.
Son todos de muy buenas familias, así que no habrá problemas, además tu eres refinada, esos estudios que te he dado de algo han servido, vamos, ponte un poco de anestesia en esas rodillas, dile a María que lo haga, ponte pantis negras y ve a servir, muévete, es para hoy Cloe.
El estudio que me ha pagado, ¡já si cómo no! ; Bastante he trabajado yo para pagar mis estudios durante estos cinco años para que ahora Petra diga que me dio el estudio, no es posible que sea tan descarada.
María, dice Petra que me pongas anestesia por favor.
-Eso debe doler mucho, por favor Cloe, como te voy a anestesiar, eso debe doler, mejor quédate recostada un rato, me quedaré contigo aquí mientras sigue mi baile.
-María, Petra me ha dicho que debo servir mesas hoy, que Martha enfermó, así que ni modo, ponme anestesia, que si esta mujer me ve perdiendo tiempo, esto se va poner terrible, para ti y para mí.
-Como tú digas Cloe.
-Ayyych, eso dolió, María, de verdad eres estudiante de enfermería, pobres tus pacientes.
-Es un golpazo, hice todo para que no te doliera, lo siento Cloe.
Está bien, no es para tanto, me pondré esto y saldré, ya no siento dolor, eres buena María y lo sabes.
Con una camiseta de tirantes negra ajustada, una falda minicorta y unas medias panti negras estaba lista para salir, realmente ese atuendo hacía resaltar absolutamente todos mis atributos, me sentía realmente ridícula y como una prostituta, pero si mi padre se daba cuenta que había desobedecido a Petra, me iba a ir peor.
Unos zapatos de tacón alto negros y un antifaz negro que hacía que mis labios pintados de rojo se vieran más llamativos, de verdad que María era buena, ya no había dolor.
-Toma Cloe, lleva esto al privado nueve, son los clientes especiales de hoy, trátalos de lo mejor si no quieres tener problemas con la jefa, ya sabes cómo es ella con estos tipos.
-Gracias Héctor, de verdad que son hombres adinerados, pera pedir estas botellas, vaya que la riqueza está mal dividida en esta vida, imagínate, es el salario de seis meses lo que cuesta cada una de estas botellas.
-Ya vete, recuerda sonreír Cloe.
Al entrar al privado, había cuatro hombres, todos de traje entero, relajados en el sofá, no había ninguna chica bailando, eso me extrañó, pero ni modo, tenía que hacer mi trabajo en silencio, no quería tener problemas, ya faltaba poco para desaparecer de este lugar.
-Señores, que tal, seré su mesera el día de hoy, un gusto.
Serví los tragos de la manera más profesional que pude, al mirar para el frente, vi al hombre del auto, con su mirada fría y penetrante, parecía que no me había escuchado, me daba igual, lo odio por dejarme tirada en medio de la calle herida.
-¿Oye, cuál es tu nombre meserita?
-Soy Sofi señor.
-Bueno Sofi, que gusto tenerte por acá, soy Mario, él es Hanz, este ebrio que está por acá es Samu y aquel tipo del otro lado, con esa cara de pocker es el Dios de los negocios de la construcción es el señor Sebástian Ward, vamos hombre, cambia esa cara, ya relájate, en un momento viene alguna chica a quitarte ese estrés con un bailecito, de momento sonríele a Sofi, es educada y estará para servirnos los tragos esta noche.
-Dejaré este dispositivo por acá, si necesitan algo, solamente presionan el botón verde y estaré para servirles, si contrataron algún baile, vendrá una de las chicas en cualquier momento, compromiso.
-Mario, no puedo dejar de pensar en la chica de esta tarde, no sé que me sucede, de verdad, nunca había visto una mujer que me hablara de esa manera, por un momento sentí deseos de matarla por ser así de atrevida, pero cuando le pedí a Oscar que regresara por ella, porque realmente estaba herida, ya no estaba, no sé cómo pero se había marchado del lugar.
-Señorita Sofi, necesitamos la compañía femenina, necesitamos ver una mujer con esas piernas tan torneadas como las que usted tiene, dijo Samu haciendo el intento dentro de su embriaguez de alcanzar a Cloe.
-Qué pena señor, ya le enviaré a una de las chicas, no se preocupe.
El hombre se volvía a quedar dormido en el sofá, antes de que pudiese tocar a Cloe.
-Vamos hombre, como dices tú, la chica del accidente de la tarde, puede que quisiera sacar dinero donde vio el auto, no te preocupes.
-La verdad es que eso pudo ser, ya esperaré a que aparezca en la recepción de una de mis empresas diciendo que la atropelle con mi vehículo, todas son iguales.
Al escuchar Cloe semejante cosa, no pudo hacer más que tragar y salir de la habitación.