Capítulo 67 Dos enfermeras

Al día siguiente cuando Cloe despertó, después de tener una noche de insomnio total y ver a Sebástian durmiendo placenteramente en el sofá, no lo vio por ninguna parte; así que se levantó, se duchó, buscó una bata nueva dentro del mueble que estaba cerca de la ducha, peinó su corto cabello y se arregló lo mejor que podía, no sabía porque, pero quería que Sebástian la viera como una mujer hermosa, a pesar del dolor que sentía por sus costillas fracturadas, logró estar bien, sus extremidades ya no tenían un yeso, ya la cirugía se había hecho y solamente quedaban unas pequeñas cicatrices casi imperceptibles en sus hermosas piernas. Al salir de la ducha, había un ramo de rosas rojas al lado, en la mesita de noche, un desayuno bastante apetitoso al lado, en la mesa de la habitación y un hombre espectacularmente atractivo sentado en el sofá al lado de la cama.