Capítulo 129 El ejecutor
Emma reía mientras saltaba tras las burbujas que Nathan soplaba, y King ladraba, mordiendo el aire. Isabella observó desde el porche y atesoró cada risa, cada destello del sol en el césped.
—¡Otra, Nathan! ¡Una más grande! —pedía Emma, con las mejillas sonrosadas por el esfuerzo y la risa.
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