Isabella acomodó su cabello y observó su reflejo. La mujer en el espejo tenía la mirada afilada y la postura de quien había aprendido a dominar su destino. Ya no era la sombra que alguna vez fue.
Nathan entró en la habitación con la piel perlada de sudor tras entrenar. Cada movimiento tensaba sus músculos, atrayendo su mirada como un imán
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